Nos mandaron a las calles sin cubre bocas: encuestadores del Inegi.

marzo 27, 2020 0 Por admin

Su trabajo de campo podría extenderse más allá de su contrato, que terminaría este viernes 27 de marzo; por la emergencia sanitaria podrían laborar hasta el martes.

Un chaleco beige, un gafete de identificación, un sombrero y mochila, son la única protección contra el coronavirus, la inseguridad pública y hasta los perros, con la que cuentan miles de entrevistadores del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que aun en contingencia sanitaria recorren las calles del país.

Pese a la suspensión de labores no esenciales ellos siguen trabajando normal y más aún, su trabajo de campo podría extenderse más allá de su contrato, que terminaría este viernes 27 de marzo, pues precisamente por la emergencia del coronavirus les han avisado que podrían laborar hasta el martes próximo.

Así, mientras millones de mexicanos protegen su salud encerrados en sus casas y en cuarentena, los trabajadores del Instituto siguen expuestos, sin protección sanitaria, en jornadas de más de 8 horas, tocando puertas y visitando a decenas de mexicanos diariamente, con riesgo de contagio.

La única recomendación que el Inegi les ha hecho es que guarden distancia de 1.5 metros, y que para levantar el censo no ingresen a los inmuebles, pero “nos mandaron a las calles sin cubre bocas, sin gel, dicen que ya van a llegar, que ya mero, que lo compremos y nos lo reponen. Lo que quisiéramos es protegernos y quedarnos en casa como todos”, aseguraron entrevistadores consultados, detectados en calles de Iztapalapa, Iztacalco, Venustiano Carranza y Benito Juárez.

Mientras, el Inegi ofreció una postura oficial sobre estas condiciones de trabajo y eventual alargamiento del periodo de levantamiento del censo, pero eso no ocurrió.

“La gente nos grita ¿qué hacen aquí? Váyanse a su casa, no contaminen” dice María, una encuestadora que prefirió el anonimato y lamenta que el lunes apenas logró dos entrevistas pese a andar todo el día buscando y convenciendo informantes, como les llaman a los ciudadanos.

“Todos quisiéramos protestar por cómo nos exponen y nos tratan pero lo que queremos es que ya acabe esto” dice Miguel, quien como otros hablan con EL UNIVERSAL para expresar su reclamo, pero temen que por represalias no les paguen lo que les deben, viáticos de campo que les adeudan, o apoyos de 200 pesos prometidos por los gastos que tuvo que hacer cada uno para autoprotegerse.

Ya ni alcanzamos gel, en mi casa improvisamos este cubrebocas” dice Claudia, quien cosió un trapo como cubrebocas. “Sabemos que no sirve, pero algo es algo, además eso da más seguridad a la gente porque sabe que podemos ser portadores de coronavirus”.

Otra más establece que en un día solían hablar con 20 personas –ahora ha reducido, por la cuarentena- pero “no hacemos ese número de entrevistas porque mucha gente no quiere”.

“A mí una ciudadana me gritó: ¿señor que no sabe que estamos en contingencia?, ¿Por qué el gobierno los manda si ya dijeron que nadie debe andar en la calle? ¡Retírese!”, reconoció Carlos, otro entrevistador.

El común denominador es que, aunque el Inegi emitió un comunicado de prensa en el que aseguró que destinó “recursos adicionales” para dotar al personal de campo de materiales de prevención (gel, cubrebocas), los entrevistadores aseguran en distintas partes de la ciudad, que no lo han recibido y su presencia en las calles no ayuda.

“Hemos estado diciéndoles a los supervisores: oigan la gente nos ve mal, dénnos cubre bocas, y nos dicen que sí, pero no cuándo…además nos han tocado vecinos que te reciben muy enfermos y por más que queramos estar lejos no se puede, se te acercan, te tosen“, reconoce Paola.

Se portan agresivos porque “es irresponsable ir a tocarles en estos momentos” dice otra trabajadora del Inegi.

“Unos compañeros nos pasaron un mensaje por WhatsApp donde el INEGI dice que guardemos la sana distancia, no debemos entrar a las casas y tenemos prohibido el contacto físico con las personas…yo no sé si eso está en la página de internet del Instituto, pero es la hora que nuestro supervisor no nos ha informado nada, nada, nada. Nosotros nos tenemos que cuidar solos, entre nosotros…y defendernos hasta de los perros que a veces nos corretean o como una compañera que si la mordieron”, agrega.

“Cuando vamos a condominios hablamos por el interfón y ahí está el bicho de todos y el nuestro. Y no alcanzamos gel para andar limpiando el interfón o para tocar timbres.. andar en el campo es exponernos”, dice.

Ante COVID-19, cénsate tú mismo

A partir del 20 y 21 de este mes se les instruyó a dejar a los ciudadanos que están dispuestos a contestar la entrevista, pero no en ese momento, un formato con una clave QR de ingreso mediante internet y poder contestar en línea el cuestionario.

Pero esa modalidad “cénsate tú mismo” no redujo los recorridos de los entrevistadores, pues “en ese caso tenemos que entregar personalmente al ciudadano su formato y clave.. y deberíamos pegar una etiqueta de que está pendiente de contestar, pero no nos han autorizado a pegarla, seguimos buscando gente y cada vez es más difícil, hay miedo”, refiere otro entrevistador.

Una más asegura que tiene miedo de enfermar, pues es diabética, “pero esto ya mero acaba.

“El problema es que por el trabajo nos estamos arriesgando y ni siquiera van a cumplir el contrato.

fuente: el informador