Violencia en Guerrero cobra la vida de tres menores

Impunidad y disputas criminales marcan el destino de niños en Iguala y Chilapa

En Iguala, Guerrero, el cuerpo sin vida de César, un adolescente de 14 años, fue hallado en un camino rural de la colonia El Tomatal. La víctima, estudiante de secundaria, fue secuestrada, torturada y ejecutada con disparos en la espalda. Sus manos estaban mutiladas y a su lado se encontraron cartulinas con mensajes que él mismo habría escrito antes de ser asesinado. Un video difundido en redes mostró al menor, con el torso desnudo, siendo interrogado por una voz distorsionada. Se le escucha admitir, posiblemente bajo coerción, su participación en actos de intimidación para exigir la cancelación de la Feria de la Bandera.

Horas después, en un camino de terracería en la comunidad de Xochitempa, municipio de Chilapa, fueron hallados los cuerpos de Mateo Francisco y Porfirio, de 14 y 12 años. Ambos salieron de su hogar el martes por la tarde rumbo a una comunidad vecina, pero nunca regresaron. Un campesino encontró sus cuerpos al día siguiente, tirados boca abajo y con impactos de bala.

La Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PF) denunció que el asesinato de los menores ocurrió en un territorio disputado por grupos criminales y policías comunitarios. En un comunicado, exigieron a la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, garantizar la seguridad de la niñez en la región y frenar la ola de violencia. “Nuestros niños crecen en una trinchera, no en un pueblo”, señalaron.

El sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio, director del Centro de Defensa de Derechos de las Víctimas de la Violencia Minerva Bello, advirtió que la impunidad es el factor central detrás de estos crímenes. Según el activista, la pobreza y la falta de oportunidades convierten a los menores en blancos fáciles para ser reclutados o víctimas de la violencia que azota la zona desde hace más de una década.