Prohíben al presidente de Corea del Sur salir del país mientras es investigado por traición

Yoon Suk Yeol enfrenta acusaciones tras declarar una efímera ley marcial; su partido lo aparta del poder sin una base legal clara

El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, se encuentra bajo intensa presión política y judicial tras la controversia generada por la declaración de una breve ley marcial la semana pasada. Las autoridades han prohibido al mandatario salir del país mientras avanzan las investigaciones por posibles delitos de traición e insurrección, que podrían conllevar penas severas, incluso la pena de muerte.

A pesar de que Yoon sobrevivió el fin de semana a una moción de destitución impulsada por la oposición, su propio partido, el Partido del Poder Popular (PPP), lo ha marginado de facto de sus funciones presidenciales, una maniobra que ha sido calificada como un “segundo golpe de Estado”. El líder del PPP, Han Dong-hoon, aseguró que el presidente ya no participa en asuntos estatales ni en la diplomacia, y que se busca su renuncia “de manera ordenada”. Sin embargo, esta decisión carece de fundamento legal, ya que Yoon no ha renunciado formalmente ni ha sido destituido por procedimientos constitucionales.

La oposición, que controla el Parlamento, ha denunciado esta situación como inconstitucional y ha anunciado una nueva moción de destitución que será votada en los próximos días. Argumentan que la ley marcial y la intervención militar en el Legislativo constituyen actos de traición, lo que ya llevó al arresto del exministro de Defensa, Kim Yong-hyun.

Mientras tanto, el primer ministro Han Duck-soo, junto con el PPP, parece estar asumiendo las riendas del gobierno, aunque la legitimidad de este movimiento está en disputa. Según la Constitución surcoreana, el presidente conserva su autoridad como jefe de Estado y comandante en jefe a menos que quede incapacitado o presente su renuncia formal.

El caso está siendo investigado por un equipo de fiscales liderado por Park Se-hyun, en un proceso que podría definir el futuro político de Yoon y abrir un nuevo capítulo de incertidumbre para Corea del Sur.