Fin de una era en Siria: los rebeldes toman Damasco y derrocan a Asad

Tras trece años de guerra, las facciones insurgentes entran en la capital y el presidente huye a Moscú, poniendo fin al régimen de los Asad

El régimen de Bashar Asad cayó repentinamente en la madrugada del domingo, cuando las facciones rebeldes tomaron el control de Damasco tras una ofensiva relámpago que se extendió por todo el sur de Siria. En cuestión de diez días, los insurgentes lograron desmoronar las defensas del gobierno, capturando ciudades clave como Alepo y Hama antes de llegar a la capital. Asad, al verse acorralado, huyó a Moscú con su familia, buscando asilo en Rusia, mientras la oposición celebraba la caída de la dinastía que gobernó Siria durante más de medio siglo.

El comandante de Hayat Tahrir Al Sham (HTS), una facción insurgente vinculada a Al Qaeda, proclamó a Damasco “libre”, y los rebeldes tomaron el control de las principales instituciones del gobierno. En una muestra simbólica, los opositores liberaron a miles de prisioneros, muchos de ellos detenidos en la infame prisión de Sednaya, y mostraron imágenes de celebraciones por la caída de Asad. Mientras tanto, el primer ministro sirio, Mohammed Ghazi Jalili, anunció su disposición a entregar el poder y facilitar la transición a un gobierno rebelde, aunque no hubo detalles sobre su encuentro con Asad antes de la huida del presidente.

La ofensiva insurgente comenzó a finales de noviembre y fue acompañada por una rápida retirada de las fuerzas oficialistas, dejando a ciudades clave bajo control rebelde.