Detienen al presidente de Corea del Sur tras atrincherarse en su residencia
enero 15, 2025Yoon Suk Yeol es acusado de insurrección y abuso de poder en medio de una crisis política sin precedentes.
El arresto de Yoon Suk Yeol, presidente suspendido de Corea del Sur, marcó el desenlace de una crisis política que mantuvo en vilo al país durante semanas. Tres mil agentes de policía lograron entrar en la fortificada residencia presidencial en Hannam-dong, Seúl, tras superar barricadas y enfrentamientos con su equipo de seguridad, compuesto por 200 guardaespaldas. La detención se produjo después de que Yoon declarara la ley marcial en diciembre y fuera apartado del cargo tras un juicio político.
Las imágenes de agentes utilizando escaleras para sortear autobuses y alambre de púas colocados por el Servicio de Seguridad Presidencial se viralizaron en todo el país. La operación culminó luego de más de dos horas de tensiones, durante las cuales los guardaespaldas decidieron retirarse tras un mensaje del presidente interino, Choi Sang-mok, quien calificó el momento como crucial para preservar el estado de derecho.
En una declaración grabada tras su arresto, Yoon denunció la investigación en su contra como ilegal y afirmó que el estado de derecho en Corea del Sur había sido quebrantado. Actualmente, enfrenta cargos de insurrección y abuso de poder, delitos que podrían costarle cadena perpetua o incluso la pena de muerte.
La residencia presidencial se convirtió en un campo de batalla simbólico, rodeada por manifestantes de ambos bandos. Los simpatizantes de Yoon, en su mayoría conservadores y nacionalistas, calificaron su arresto como una conspiración, mientras que los partidarios del juicio político pedían justicia. Esta polarización refleja una sociedad dividida y una democracia puesta a prueba.
Yoon, quien ignoró citaciones judiciales y envió soldados al Parlamento bajo una breve ley marcial, se convirtió en el primer presidente surcoreano en funciones en ser arrestado. Su destino está en manos del Tribunal Constitucional, que tiene 180 días para decidir si confirma su destitución, lo que daría paso a elecciones anticipadas. Mientras tanto, Corea del Sur vive uno de los episodios políticos más turbulentos de su historia reciente.