Científicos investigan la ballena más rara del mundo en Nueva Zelanda

Científicos investigan la ballena más rara del mundo en Nueva Zelanda

diciembre 3, 2024 Desactivado Por admin

Un cadáver casi intacto de la ballena de diente de sable ofrece una oportunidad única para descubrir secretos desconocidos

Un grupo de científicos y expertos en Nueva Zelanda se reunió esta semana para estudiar a la ballena de diente de sable, una de las especies más raras del planeta. Solo siete ejemplares han sido avistados en la historia, y el estudio del cadáver de una ballena de esta especie, encontrada muerta en una playa en julio, representa la primera disección de un ejemplar casi intacto. El cadáver fue transportado a un centro de investigación en Dunedin, donde investigadores de diversas partes del mundo esperan desentrañar los misterios que rodean a este enigmático mamífero marino.

La ballena de diente de sable es conocida por su hocico alargado y sus dientes, y se desconoce su hábitat, su alimentación y cómo se reproduce. Aunque se han encontrado otras ballenas de esta especie a lo largo de los años, nunca se había podido estudiar un ejemplar en detalle. Los científicos esperan descubrir, entre otras cosas, parásitos inéditos, cómo producen sonidos y cómo procesan su alimento.

El estudio, además, se realiza en estrecha colaboración con la comunidad maorí de Nueva Zelanda, que considera a las ballenas como un tesoro cultural. La tradición maorí otorga a estas criaturas un estatus sagrado, y los miembros de la iwi local participarán activamente en la disección, respetando las creencias ancestrales.

Con la esperanza de aprender más sobre el comportamiento de esta especie, los investigadores también planean utilizar tecnología avanzada, como impresiones 3D, para replicar las partes más importantes del animal y seguir explorando su relación con los ecosistemas marinos. Aunque se cree que las ballenas de diente de sable habitan en las profundas aguas del Pacífico Sur, su naturaleza reservada y su capacidad para sumergirse a grandes profundidades las hace casi invisibles para los humanos, lo que añade un aire de misterio a su existencia.