Ataques a oficinas políticas en Pakistán dejan 29 muertos antes de elecciones

Explosiones mortales sacuden el suroeste del país en vísperas de los comicios parlamentarios

Al menos 29 personas perdieron la vida y varias resultaron heridas en explosiones ocurridas en dos oficinas políticas en el suroeste de Pakistán, según informaron las autoridades locales. Estos ataques, perpetrados el día previo a las elecciones parlamentarias, han sembrado el temor y la incertidumbre en la región.

El primer ataque tuvo como blanco la oficina electoral de Asfandyar Khan, candidato independiente en Pashin, provincia de Baluchistán. Se reportaron al menos 17 víctimas fatales, mientras que numerosos heridos fueron trasladados de urgencia a hospitales cercanos, algunos en estado crítico.

Horas más tarde, otra explosión sacudió la oficina electoral del partido Jamiat Ulema Islam, dirigido por el político Fazlur Rehman, en Quilla Saifullah, también en Baluchistán, cobrándose la vida de al menos 12 personas, según las autoridades locales.

El JUI, reconocido por su postura radical y su apoyo al Talibán afgano, ha sido objetivo de grupos extremistas en el pasado. A pesar de ello, tanto Rehman como otros candidatos del partido continúan con sus campañas electorales en diferentes puntos del país.

Aunque ningún grupo se atribuyó de inmediato la responsabilidad de los ataques, estos atentados resaltan la inseguridad que rodea las elecciones en Pakistán, a pesar del despliegue de decenas de miles de fuerzas de seguridad para garantizar la paz en todo el país.

El gobierno, comprometido con la celebración de elecciones pacíficas, ha condenado los ataques y prometido frustrar cualquier intento de socavar la ley y el orden en el país. Sin embargo, la violencia persiste, especialmente en regiones como Baluchistán, donde insurgentes y milicias han llevado a cabo numerosos ataques contra las fuerzas de seguridad en los últimos años.

A pesar de los desafíos, Pakistán se prepara para celebrar sus elecciones parlamentarias en un clima de tensión y preocupación por la seguridad, recordando trágicos eventos del pasado como el asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto en 2007, que marcó un oscuro capítulo en la historia política del país.