Hasta el pasado jueves, la relación entre el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el empresario sudafricano —actualmente el hombre más rico del mundo—, Elon Musk, era estrecha, pues incluso Musk donó más de 250 millones de dólares para la reelección del republicano, y se llamaban mutuamente “amigos”. No obstante, su estatus cambió hace tan solo unos días, lo que generó incertidumbre sobre el futuro de su relación y proyectos.

Entre las nuevas dudas sobre ambos están: el recorrido de su megaproyecto fiscal, en el caso del primero; y el gran impacto económico en el imperio tecnológico del segundo, lo cual genera un panorama inseguro en el futuro de ambos.

¿Qué sucedió entre Elon Musk y Donald Trump?

La salida de Musk del Departamento de Eficiencia Gubernamental suscitó cuestionamientos sobre su relación con Trump, los cuales se hicieron evidentes hace tres días.

Musk intensificó sus críticas contra el bautizado por Trump como “gran y hermoso” proyecto de ley, que persigue importantes recortes fiscales. La situación explotó cuando el cofundador de Tesla acusó al mandatario de ocultar la “lista de Jeffrey Epstein”, insinuando que su nombre aparece en la misma, lo que provocó un aluvión de reproches personales.

Trump respondió amenazando con cancelar los multimillonarios contratos que las empresas de Musk tienen con la Casa Blanca, y aseguró que estará “un tiempo” sin hablar con el también propietario de X (antes Twitter). Musk, por su parte, sugirió que desmantelaría la nave espacial SpaceX Dragon de la NASA, aunque cinco horas después se retractó y eliminó el mensaje que vinculaba a Trump con Epstein.

¿Cómo podría afectar a Tesla y a los proyectos de Elon Musk la disputa con Trump?

Un factor clave a considerar en esta compleja relación son los contratos federales comprometidos con el entramado empresarial de Musk, los cuales son esenciales para evaluar quién pierde más en este desencuentro.

De acuerdo con The New York Times, las compañías de Musk se beneficiarían de al menos 3 mil millones de dólares mediante casi cien contratos con 17 agencias diferentes, incluidas la NASA y el Departamento de Defensa, que dependen de SpaceX para el lanzamiento de satélites y otros servicios.